Puedo cambiar la realidad y dejar de temerle
O aceptar la verdad y ya no mentir.
Y sin embargo no son las realidades y los temores, las verdades y las mentiras las que me llevan a la bifurcación... Es la culpa, don... la culpa, doña... La culpa de que esté tan apacible el ojo del huracán. La culpa de que la tempestad sea la verdad... toda la que puedo conocer y nada más.
Te vas a comer el viaje de tu vida cuando veas que en tus zapatos no estás ni vos.
domingo, 30 de noviembre de 2008
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