domingo, 30 de noviembre de 2008

EL TIEMPO ES ORO Y YO SOY UN CROTO

Puedo cambiar la realidad y dejar de temerle
O aceptar la verdad y ya no mentir.
Y sin embargo no son las realidades y los temores, las verdades y las mentiras las que me llevan a la bifurcación... Es la culpa, don... la culpa, doña... La culpa de que esté tan apacible el ojo del huracán. La culpa de que la tempestad sea la verdad... toda la que puedo conocer y nada más.

Te vas a comer el viaje de tu vida cuando veas que en tus zapatos no estás ni vos.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Y EL HORIZONTE NO SE ACERCA

Me tagué de golpe toda la vitina...
Y el horizonte no se acerca.
Ya camino derecho.
No me quema la arena
ni el agua salada se me mete en los hongos de las patas.
Pero ando Rengo llendo siempre a buscar lo que es mío.
Y el faquin horizonte no se acerca.
Se va poniendo el sol y todo va amarillo,
naranja,
rosado,
y rojito,
Ya se va venir la noche
-una vez más me va agarrar en culo
y la luna sola me va a decir que hasta ella brilla por la luz de alguien más,
pero todavía no-
Por ahora el horizonte no se acerca,
pero sé que si aguanto la oscuridad más fuerte que habrá
pronto será el sol quién me persiga...
Ya voy a frenar...
Voy a vomitar la mitad de la vitina,
Y con los zapatos embarrados, algo mareado...
Voy a volver...

domingo, 16 de noviembre de 2008

ADIVINA ADIVINADOR ¿QUÉ CARAJO ESTOY LEYENDO HOY?

Cuéntame Musa de la borrachera de aquel al que todos llamaban Laureano, rico en flasheos…
-CÍCLOPE: ¿Y?...
-LAUREANO: … … …
-CÍCLOPE: ¿pa’ cuando?
- LAUREANO: Aguantá un cacho… ya va

[Dos porrones, cinco vasos de vino, una mandarina abajo del sol y una pasada por el inodoro (producto de la mezcla anodilatadora) después…]

-CÍCLOPE: ...z… …Z… …zZz…
- LAUREANO: che… Cíclope…
-CÍCLOPE: … ZZZ…
- LAUREANO: ¡Che! ¡Cíclope!
-CÍCLOPE: …ZZZZZZZZZZZZZZ…
- LAUREANO: ¡Cíclopeeeeeeee! ¡Mirá que te lo sacudo, eh! ¡Te lo sacudo!
-CÍCLOPE: ueee …¡¿Qué, qué, qué?! ¿Qué pasa? ¿Porno? ¿Es eso? ¿Querés ver porno?
- LAUREANO: ¿Eh? ¿Qué me estás diciendo? ¡Hace horas que dejamos eso atrás!
-CÍCLOPE: Dale decime ¿Qué querés ahora? Estás en pedo, no quiero andar corrigiéndote todas las barrabasadas ortográficas y conceptuales que se te crucen.
- LAUREANO: No, no es eso ¿Sabías que años/luz es una medida de distancia y no de tiempo?
-CÍCLOPE: Sí, gil, yo lo sé todo…
- LAUREANO: No creo… chequiate esto ¿A cuántos vasos/fondoblanco estoy de lanzar? Mirá, mirá, mirá jaja, mirá…
-CÍCLOPE: ¡No, no! ¡No hagás eso –no!
- LAUREANO: Ah, vos decís que uno, yo digo que dos… … …

[Tres baldes/vómitos después…]

-CÍCLOPE: … … … Cuanto vómito, loco… Ah, y te lo dije…
- LAUREANO: ¡No hinchés las pelotas hijo de puta!
-CÍCLOPE: Yo lo sé todo…
- LAUREANO: Ah ¿Sí? Tomá.
-CÍCLOPE: ¡¿Qué me hiciste, sorete?! No veo una mierda, que serías vos tirado en el piso cubierto en tu vómito, patético imbécil.
- LAUREANO: ¡JAJA! Haber, tanto que te lo sabías todo ¿Sabés quién te hizo eso?
-CÍCLOPE: Sí, payaso, vos. Si sos el único que está acá. Ahora prendelo, dale, que no veo una mierda…
- LAUREANO: ¡Fui yo! El hijo de Orlando, del linaje berreta de algún Gonzalo imposible de rastrear, Laureano rico en flasheos. Y chupala que te lo voy a encender de vuelta.
-CÍCLOPE: Ah ¿Sí? Mirá lo que te hago gil…
- LAUREANO: ¿Qué vas a hacer vos? Manco de mierda, y, ahora, encima ciego… Porrr loco te pasa eso…
-CÍCLOPE: … … …
- LAUREANO: ¿Qué es eso?
-CÍCLOPE: Troyano se llama…
- LAUREANO: ¡NOOOOOOO! ¡desdichado yo!
-CÍCLOPE: Ma’ vali que sí… Y escuchá lo que te digo yo, que lo sé todo, no vas a navegar ni de joda por mucho tiempo, y vas a andar a la deriva sin poder entrar a tu blog, ni chatear con tus amigos y revisar tus mails. Si fuera por mí no volverías a conectarte en tu puta vida, pero Bill Gate así no lo quiere, en cambio él, que lleva la guita, quiere que sufras muchos males y eventualmente vuelvas a Internet, no sin antes haber perdido todos tus archivos, todos los emoticones y fotitos que tenías guardadas en tu Messenger y los quince Gigas de porno que con recelo escondés en carpetas de nombres poco atractivos para que a nadie se le de por revisarlas…
–Así dijo, y se pudrió todo.

domingo, 9 de noviembre de 2008

NUNCA VIO LA LUZ

Nombre / Seudónimo *

Laureano Gonzalez

Sexo *

M H

Edad *

21 años

E-mail *

Publicar e-mail Laureano-gonzalez@hotmail.com

Comentario *

Sería importante aprender a pensar lateralmente respecto de estas cuestiones sobre las cuales un simple comentario televisivo puede hacernos pensar que estamos informados respecto de cierto asunto y en realidad lo único que hacemos es ahorrarnos tiempo de elavorar un punto de vista y simplemente repetimos como grabadora el texto que produjo otro individuo y que nos pareció realmente bien argumentado. Pero en realidad estos temas siempre están envueltos de muchos tamices que van desde las intenciones de tal posición, y llegan hasta las intenciones de tal medio televisivo que nos muestra lo que le conviene (o le diegeron) que muestre.

Nos deberíamos dejar que nos obliguen a elegir un punto de vista si de una lado tenemos un gobierno de dudoso proceder (y poco efectivo) que nos tiene escuchando hablar de la memoria cuando en realidad nos sumerje en un proceso de venganzas que deberías terminarse de una vez por toda, y del otro un grupo de opositores que no hacen más que eso, oponerse, no saben porqué ni para qué, sólo saben que hay que hacer la contra y andan con el pensamiento belicoso de "el enemigo de mi enemigo es mi amigo"

no es así la cosa, si yo le quiero encontrar la quinta pata al gato se la encuentro, aunque no sea del todo cierto decir que la cola es una pata, pero como buen sofista que soy te convenso de que es. Ya no se trata de perder o ganar un debate, un cargo. Y menos aún se trata de andar haciendo sensacionalismo político que más que político es digno del programa de Jorge Rial.

Se trata de tragarse el faquin orgullo y dejarse de hinchar las pelotas y dejarse de robar. ¿Pero que pasa acá? ¿Estamos todos enfermos que tenemos que andar pidiendo esto? ¿O hablamos al pedo, y somo pendejos idealistas, viviendo en una nube del mismo compuesto que nuestras palabras, cuando nos mostramos ofendidos por actitudes y personas en situaciones en las cuales nosotros no estamos completamente seguros si haríamos lo mimos o no?... Así que hablo al pedo, no cambio el mundo, y menos el pensamiento... no imparto cordura gritando mis locuras y todas las paradojas me chupan un huevo...

Caract .2111: /1000

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domingo, 2 de noviembre de 2008

QUEMADURAS DE NENE DE 2º GRADO

Dicen que el misterio del tiempo es como todo se resume en tan sólo un instante. Todo lo que ha pasado, pasa y pasará confabulado, en complicidad absoluta, como una murga universal, o una orquesta, o un coro de negros haciendo música góspel. Es talvez éste el misterio del tiempo, que hablamos del tiempo siendo parte de su más grande misterio: este momento. ¡No!, no ese que acaba de pasar cuando dije “este momento”. Me refiero a este momento, este que te perdés (que nos perdemos que bah) cuando nos jactamos de él. No sé bien quién ha dicho esto, no sé bien cuánto de lo dicho es mío, y tampoco sé si hay más gente diciéndolo.

Le confié mi secreto más preciado –la nena que más me gustaba por sobre todas– al que era mi mejor amigo en aquellos tiempos en los que Morgado no se dedicaba a la televisión ácida y la campaña política, si no que, con esa misma barbita candado, educaba pueblo desde Cablín junto a personajes de dudosa procedencia y extraña programación como los osos Gummy, Marsupilami, Bunkers, interludios de Mery Poppins, Rogger Rabbit y los compañeritos de Magazine for-five que por estos días deben dedicarse a actividades del ocio adolescente del siglo XXI que involucra realidad virtual, interminables horas de navegado a través de la pornografía en internet y porros nevados...
Le confié mi secreto a aquel –el segundo mejor amigo que había conseguido en mi vida por corta que esta fuera para entonces (el primero había desaparecido de la faz de la primaria durante el período de tiempo comprendido entre el primero y segundo grado) – Aquella no era la primera nena que me gustaba en la vida, era la segunda. La primera de todas se llamó Nerina talvez (ciertos recuerdos son dulces mentiras, “ciertos” porque no quisiera meter a todos en la misma bolsa pero probablemente sean todos) íbamos a la misma salita de jardín de infantes, ella y yo, y muchos otros, pero a todos los otros me los pasaba por mis infantiles y lampiños huevos de turno (algunos de esos son hoy los que llamo “amigos de toda la vida”) Dejó de ser la única porque las vueltitas de la vidita hicieron que desapareciera de mi faz de momento a otro, un momento comprendido en ese período entre jardín de cinco y primer grado. A veces la cruzo ahora de grande y no me cuesta mucho reconocerla –está más buena que sentarse en el césped, en cuero y patas, bajo el sol de la temprana primavera a comer mandarinas de cáscara finita y semillitas en la cantidad justa por gajo (que como ya todos sabemos es: ni tantas muchas que no te dejan mascar tranquilo, ni tantas pocas que no tenés como para escupírselas al perro que mira expectante nuestro alimento) no si me explico– y cuando me la cruzo, preguntas que no puedo responder se generan espontáneamente, e invento situaciones que podrían contestarlas, realidades que podrían ser si no perdiera tanto tiempo imaginando lo que podría ser.
Todo cambia, todo permanece cuando cambia –faquin paradoja.
Le conté mi secreto más preciado a mi segundo mejor amigo a las 9:05 AM y para las 9:15 AM lo sabían mis compañeritos, la segunda nena que había captado mi dispersa atención, la señorita, Marcelo (el portero), Arévalo (el de la cantina) y hasta la directora me vio a lo lejos durante el recreo y empezó a cuchichear aguantándose la risa, y eso que la era de la comunicación no se acercaba siquiera a su apogeo morboso e indiscriminado. Sólo quería que se termine ese mal momento, pensé que nunca iba a terminar. El tiempo pasó, crecí, aprendí muchas cosas (como que de mis errores nunca aprendí a aprender) e inevitablemente tuve amistades y relaciones más intensas, y sin embargo, tarde o temprano, siempre las arruiné. Tengo el placer de saber que la primera mujer que captó mi dispersa atención nunca llegó a darme la espalda, y mi primer mejor amigo nunca llegó a traicionarme.