domingo, 28 de septiembre de 2008

MORIRÉ

…y los recuerdos engañan.”

¡Sí, sí, sí! ¡Ya lo sabemos! No hay frase más absoluta que “Todo es relativo, nada es absoluto”.
Sabemos bien que “Las palabras de la verdad parecen paradójicas”.

Brilla la pelada de El Indio cuando transpira un: estás llamando un gato con silbidos. Y su tabique brilla a la par bajo el delgado tegumento.

Sabemos que hay cosas que brillan y te hacen flashear
Y que “No todo lo que brilla es oro”.

(Luciérnagas y fasitos se confunden en la oscuridad.)

_ ¿Cuál es el verde?
_ El rojo…
_ ¿Y cuál es el rojo?
_ El verde…

Brilla… y se hace carmesí una pupila
a las diez treinta y cinco de la matina
cuando oblicuo se posa Apolo en su retina
Y me sentencia para toda la vida…

(Sigo en la carretera buscándote)

Los recuerdos engañan, por eso temo al olvido.
¿O qué, vos no temés que se sepa la verdad?

Moriré. Moriré. Moriré.
Lo repito hasta recordar su significado.
Lo repito hasta olvidarme de olvidar.
Y todo los que sabemos recordamos que no estoy tan esquizofrénico.




domingo, 21 de septiembre de 2008

MANIÁPHILO*

“la mayoría de los pensamientos
son recuerdos”




A veces, sentado en el sillón, cuasipacífico, suspendido, como en un líquido, en una burbuja, que también gravita ingrávida en la aparente nada como una luna atraída, de ambos lados, por el tamaño con el que la superan dos planetas, y ella indecisa, dispersa, disléxica, tiene la vista perdida en sus fantasías de brillar con una luz que sea suya y de nadie más, así flota la burbuja donde adentro floto yo también, entre las esferas: del televisor que prendí para que me haga compañía que no me exija interacción activa, que no se ofende si me cuelgo con la vista perdida en un recuerdo (computadoras y personas no son tan inteligentes como nos hacen creer) y la esfera de mi guitarra que suena sin compromiso porque la casa está como me gusta… vacía (de gente no de muebles, no me robaron ni nada por el estilo, ya dije que está el televisor y el sillón, y la guitarra…) descansa en mi muslo desnudo, blanco y peludo la guitarra, que recibe a mis dedos como caricias haciendo órbitas errantes, libres. Caricias de un amante que no pierde el tiempo tratando de enaltecerse con palabras que expliquen el amor. Simplemente ama, con las yemas de los dedos, la piel que abraza como él quisiera abrazar a su amada… para siempre, por siempre, siempre… siempre ubicado entre los golpes y su amada, siempre recibiendo primero las nanas. Se crean las dos esferas y danzan para llamarme la atención como humildonas frotándose en una bailanta, y yo no miro la tele ni toco la guitarra. Estoy demasiado ocupado perdido en lo más recóndito de mi pensamiento, cazando puteadas que no debería callar más, puliéndolas, afilándolas como a la punta de una lanza, afilándolas como a la punta de una flecha, con la mente saboreando vaticinios de ese momento crucial que me carcome el pecho, y muy de vez en cuando me recuerda que la vida es muy corta como para andar encabronado. Y así, a veces, en ese sillón, surge el autounguláphilo*¹ en mí, consecuencia innegable de la ablutofobia*² que recae entre el espacio de mis defectos y virtudes. HE AQUÍ el manual del usuario que te presto si tenés la mala suerte de tener que aprender a usar este producto defectuoso que soy, fijate si te gusta lo que ves, fijate si sos igual a mí, made in un orgasmo y marcado para la eternidad por él, remade in un palazo, y otro y otro y otro, desilusiones, fracasos, victorias y desilusiones, clímax, orgasmos y experiencias cercanas a la muerte que creí que me habían cambiado la vida, y al cabo de una semana volvía a ser el mismo garca intransigente, indiferente al hecho de que se me termina la vida en cada aliento que tomo… etcétera, etcétera, etcétera… y así me volví atazagorafóbico.*³ Atazagorafóbico al hecho de que alguna vez fui un atiquifóbico** más. Pero no siempre fue así. Alguna vez el máximo concepto de libertad que conocí fue el de las noches de dipsophilia**¹ abrazado a una damajuana de vino, desproporcionadamente económica en relación a su tamaño, que hacía camino recto a una zemiphilia**² autodestructiva…
Pero ya no más…



* Maniaphilia: atracción a la locura
*¹Autoungulaphilia: atracción por rascarse los propios genitales
*²Ablutofobia: miedo a bañarse
*³Atazagorafobia: miedo al olvido
**Atiquifobia: miedo al fracaso
**¹Dipsofilia: atracción a beber
**²Zemifilia: atracción a los topos.

domingo, 14 de septiembre de 2008

EL CROTO Y EL DESCOCIDO

Rota está la corona del rey del mundo.
Croto está mi pantalón más limpio, porque es el único, de los dos que tengo y uso, que puedo lavar. Así que lo lavo todos los domingos con un pan de jabón que le deja un olor que sigue delatando mi crotera.
Descocido (y sucio) está el otro, que no puedo lavar porque lo desintegraría la espuma que hace el pan de jabón al remover las partículas de olor a pelotas que unen las fibras y moléculas, manteniéndolo en una sola pieza.
Solía tener un mameluco que eximía al croto de evitar mi desnudez cuando iba a laburar. Pero un viernes a la noche me lo saqué para ir a dormir y se quedó parado sin que lo ayuden, mirando, con los botones, por la ventana. Me acosté y me hice el dormido para ver qué hacía, pero pronto me posesioné del personaje –al mejor estilo Nacha Guevara- y en cuanto vio pasar un par de bombachas ventiladas, abrió la ventana y no volvió más. Flor de sorete resultó ser.
Así que tuve que empezar a alternar entre el croto y el descocido.
Al croto lo uso para laburar, y al descocido para determinados eventos sociales que requieren de buena presencia (pedir fiado y esas cosas)
Una vuelta me invitaron a una fiesta de disfraces. Y me puse el descocido para echar facha (no tenía disfraz) Igual trataba de no moverme mucho para no empezar a desparramar esporas de olor a huevo y culo, o peor aún, para que no se me desarme ahí nomás. Me lo encontré al mameluco disfrazado de jinete sin cabeza, y en seguida se fijó con qué andaba puesto. Le pregunté cómo andaba, me dijo que bien. No hablamos mucho, no le reproché que se fuera sin avisar, ni le pedí que volviera, siempre fui muy orgulloso con esas cosas. Al tiempito me enteré de que lo encontraron muerto en una tintorería. Si hubiera sabido que era la última vez que hablábamos… Me llamaron por teléfono y me preguntaron si sabía de un mameluco azul marino, que en uno de los bolsillos encontraron un papel doblado al medio que por afuera tenía mi nombre; era una nota para mí. Y orgulloso como siempre supe ser, me hice el gil y les dije que no sabía nada de ningún mameluco. Llamaron un par de veces más, pero yo no contestaba, o a veces cuando atendía sin querer y veía que eran ellos, hacía voz de coreano y les decía “yo no entendel nala” y cortaba. Lo tiraron en la puerta de mi casa, adentro de una bolsa de consorcio. Ni bien la ví, patié la bolsa a la mierda y se mezcló con las bolsas de basura que el basurero colgado, hace dos meses, no se digna a juntar –no sé porqué quilombo- quedó en la vereda la nota que me escribió. No me aguanté las ganas de leerla. Decía:
Si la corona del rey del mundo
no estuviera tan rota…
nada de esto habría sucedido.
Tu amigo Mameluco.

domingo, 7 de septiembre de 2008

CTRL C - CTRL V

Utópico porque cualquier otro parche que quieras ponerle a este sistema de facetas revanchistas, no va a lograr más que el surgimiento de una respuesta inversamente proporcional y con yapa.
Utópico porque en los libros de historia solo vi revoluciones y revolucionarios cambiando lo que alguna vez también fue una revolución, que al igual que aquella que la derroca no hizo más que cambiar el nombre que llevan pobres y ricos.
Utópico porque vi en los libros a las ideas más hermosas salir de las mentes más brillantes para que los degenerados las apropien y tergiversen en nombre de su causa intransigente.
_ Hablando de todo un poco, como los locos… ¿Alguien se ha preguntado porqué piensa lo que piensa?
_ Lo que pasa es que el discurso de los medios suena interesante y… ¡Es como la comida de la rotisería! Se ve bien, se come bien, y ya está hecha… me ahorra el tiempo de elaboración…
_ Entonces "ahorra tiempo", lástima que NADA es gratis en esta vida… y ese tiempo que te ahorrás en pensar, no es precisamente lo mismo que los diez mangos que garpás por media tarta de acelga.
_ ¿Y eso es caro?
_ ¿Qué, no pensás para nada vos?
_ Lo que pasa es que también me enteré de que detenerme a pensar demasiado en mis principios demuestra falta de convicción, así que cierro los ojos, me tapo los oídos y repito a los gritos lo que creo que pienso, y así no escucho la verdad que me hace dudar... si dudo, puede que los demás piensen que no soy tan brillante… uno nunca sabe qué dirán…
_Y de cualquier forma te preocupás…
Retomando desde antes de que me puse a flashear…
Utópico porque no hay gobierno, ni sistema que logre remendar el egoísmo capaz de todo que llevamos dentro.
Utópico porque, por muchas vueltas que le encuentro a esta soga enredada que llamamos sociedad, se me termina la cuerda y en el recuento me dicen los números que hay más fallutos que bondad…

Y veo la obra mancomunada que hemos moldeado los humanos, entre virtudes y defectos, y no me cabe duda alguna de que la Democracia ha hablado…