domingo, 5 de julio de 2009

El poema…

Cuando te traicionan, una bolsa de veneno congelado te rebalsa el estómago. Todo se paraliza en ese instante. Te va deteriorando con lentitud y poca constancia al ritmo de una tortura que te ahoga en desprecio hasta saborear la amargura y finalmente la tristeza.
Solamente aquellos que verdaderamente te importan poseen el talento de hacerte sentir traicionado. Solamente aquellos que verdaderamente amas pueden crear una ilusión tan creíble como para engañar a la perspicacia de tu corazón que, amansado a los garrotazos, suele no creer en nada.
La única manera de traicionar a alguien es fingiendo que no se lo ha traicionado. La única manera de traicionar a alguien es construyendo un argumento que le explique a quién se siente traicionado porqué no fue traicionado.
Una traición fue alguna vez un acto de fe en el que poco y nada importaba el acto de confiar. Lo único que importa es tener a alguien de confianza. Una traición es una mancha que no se borra ni con la mejor de las puteadas; una infección crónica que se va a ir para volver de vez en vez, aleatoriamente y va a ser un como un shock de fiebre o septicemia espiritual.
El poema se llama Una traición y dice así:
Una traición es un Perogrullo
que se cae de maduro:
no hay nadie más en este mundo…

No hay comentarios: