domingo, 13 de julio de 2008

LA TRAGEDIA ARGENTA

“si te queda el poncho poneteló”

–Dicho criollo–

Allá, en el Monte Olimpo de la planicie porteña están los inalcanzables…
¡Ay! si los ciudadanos escuchasen recitar los nombres que pululan los pasillos del recinto… ¡ay! si los escuchasen. Los glaciares se derretirían en invierno sin tan solo mirásemos de reojo el paneo de un cameraman temeroso de tocarle el culo a algún titán –sí, de la época de los titanes son ellos: sobrevivientes, magnicidas –deicidas, en suelo argento.
Ya nos vieron verlos in medias res. Se estremeció el piso cuando uno de ellos fulminó el temple de un periodista que se creyó bravo como para contar la historia que hizo a ese digno del limbo –desde la otra punta del auditorio se escuchó nombrar y al pobre mortal no le quedó más que palometearse el calzón, y sentir un chorrito marrón por dentro de la gamba y la pantorrilla –y a caminar despacio para que no roce la botamanga de los lienzos.
¡ATENTOS TODOS! Que se van batir los titanes del Olimpo. Nos vieron verlos hacer nada y van a montar un espectáculo para exitarnos, para convencernos de que les importa algo más que un carajo, y demostrarnos que preferimos no revolver el avispero. Van a patear culos y van a hacer que hasta el último por debajo de ellos se cosa bien cocidos los bolsillos… estén llenos o vacíos. Van a recordarnos que pueden dar vuelta una y otra vez el mundo que desde el principio estaba alverre…
Y ahí… vamos a querer olvidarlos.
El hogareño monitor de templo abandonará los tributos y dejaremos de ser expertos en legislación.
Sabrá de traidores y traiciones, ambiciosos y ambiciones, depravados y antihéroes, de interminables linajes, relaciones estrepitosas, y otra vez de traidores esta aventura épica, que, muy gastronómicamente, habla de ñoquis y panqueques. También hay putas, nunca faltan –ya las va a agarrar EL INCREIBLE HULK, y finalmente, después de la comida y las putas… llega la digestión… y aparecemos los cagones.

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