lunes, 10 de mayo de 2010

DE LA NATURALEZA DE HOMBRE

Si yo fuera tu esclavo, te pediría más

Es tan fácil volverse un animal…
Hace días que me vengo interrogando porqué es que a veces doy por sentado mi humanidad.
Queriendo cagar más alto que el culo está quién crea que su próximo paso es la divinidad.
Se me hace tan fácil ser un animal…
Es de la naturaleza del hombre el caer siempre un poco más abajo…
Pero no por nada he creado a Dios a mi imagen y semejanza… porque es también natural al hombre la libertad de ser un Dios inmortal entre bestias esclavas del miedo y la vanidad. Y aún así… resulta tan pero tan accesible volverse un animal… ¡Está tan tiro!
Sin embargo… más allá del bien y el mal, se encuentra algo más. No hablemos ya de la naturaleza del hombre, sino, más bien, hablemos ya de lo que resulta específico en los seres humanos, del origen de la filantropía y la vanidad de autoproclamarme más que un animal, siendo de la única especie con la facultad de proclamar. Estoy hablando del sentimiento que encierra la esencia volátil y mecha encendida, ensimismadísima, de una ígnea necesidad que a más de uno ha chamuscado vivo hasta reducirlo a ceniza que aún encendidas se volaron con el viento del Este que las mantuvo iluminadas hasta regar los sembradíos secos de quién se intenta conformar, y ardieron al instante ante los ojos expectantes de el que pidió poco y le quitaron todo… de el que pidió un techo y lo privaron de su libertad.
Porque es natural al hombre ser esclavo y esclavizar.
Porque es natural al hombre ser libre y liberar.
Porque es natural al hombre pedir siempre un poco más.

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