domingo, 13 de junio de 2010

Receta para la Reveladora Depresión

Nada ahí llama mi atención.
Me cansé de mis deseos, de mis sueños y de mi ambición. Hoy no quiero estar ungido en mi propia percepción. Quiero ser dueño de mis sentidos y olvidarme de mis libros, la música, mis vicios, del cine y la play-station 2. Es aturdidor perderme a mí mismo al punto en que se me olvida porque amo lo que amo, quiero lo que quiero y odio lo que odio…aunque dicen por ahí que eso es todo lo que soy.
Yo no lo creo...
Me niego a creer
que no quiero ser
porque no he sido
y, te lo digo,
no es ese mi deseo…
He dado santuario a todos, del primero al último de los vicios que han querido ser parte de mi viciario. Y he sido un patrono razonable e indulgente a los pedidos de mi cuerpo, que pidiendo con descaro terminó por esclavizar a mi mente. Pero este es mi turno y te prometo que me vas a extrañar. Yo sí que estoy caprichoso el día de hoy y me la voy a faquin cobrar. Dame todo: quiero devuelta mi mente, quiero reembolso por todo las ideas que compré, las garantías que vencieron rotas mis cosas un día después, quiero mis vicios, mis recovecos, mis pasiones y decepciones, los refugios de mi mente y hasta mis ganas de coger. Lo quiero todo reunido en una sola gran pila para prenderla fuego en una hoguera de principios y falta de fé. Que arda bajo la parrilla del asado de Belcebú. Quiero más y más me voy a dar. No quiero todo… quiero más, a ver si me entendés. Me lleve a dónde me lleve, quiero más.
A quien corresponda: acaba de leer la receta para la depresión reveladora. No la niegue, no la duerma, no le tema a la intuición… Usted está por tomar, de las decisiones erradas, la peor. Porque se lo garantizo… no es sólo mera intuición.

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